Háblame
de tus horas de sal
De
tu silencio de cafeína y burdel
De
tus alas cubiertas por la arena
De
aquella habitación incendiada
De
aquellas flechas que atravesaron tus ojos.
Cisne
blanco esperando levantar vuelo
Háblame
del estiércol en tus patas
De
tu vértebra ensangrentada
De
tu plumífera miseria.
Dame
la tibieza de tus horas de muerte
Dame
la fragilidad de tus sábanas de piel.
Cisne
Blanco,
La
noche termina pronto,
Aquel
mendigo acaba de ofrecerte su cama de
periódicos.
Por Diana De Cartón
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